martes, 22 de julio de 2008

Seminario Julliard Sholl (Primera Jornada)

Martes, 15 de julio, Vitoria
Ya de vuelta en mi Almería, e intentando asimilar todo lo visto y todo lo oído, no se muy bien ni como empezar. El pasado año iba haciendo la crónica de lo sucedido día a día, pero este año me ha sido totalmente imposible. Mi agenda era tan ajustada, que cuando llegaba la noche lo único que deseaba era acostarme, descansar y quizás soñar un poco con todo lo vivido ese día, y despertarme para iniciar una nueva jornada con la misma ilusión que la anterior. No había tiempo para mas.
Digo esto para que los que tengáis la paciencia de leerme, me perdonéis la inexactitudes que seguro tendré, debido al paso de los días, sobre todo en cuestión de nombre de temas y de músicos, que no he tenido la precaución de anotar, y que el paso de los días me habrán hecho olvidar.
Bueno, sin mas dilación, no sea que olvide mas cosas, paso a contar lo sucedido:

Seminario de la Julliard, por la mañana
La mañana del martes acudí a la primera jornada del Seminario de Jazz de la Julliard School. Ya bastante mas tranquilo, debido a que en la prueba del día anterior, una pequeña audición ante el profesorado, salí medianamente airoso, como ya comenté.
Esa mañana ya en el vestíbulo del conservatorio tuve la oportunidad de charlar con los primeros compañeros de seminario que llegaron por allí, algunos de los cuales con el transcurso de los días han acabado siendo compañeros…y amigos, que es lo importante. Allí estaba Rafa, un chico saxofonista (aunque profesionalmente es bombero en Vitoria) con el que conecté de inmediato. También ya estaba por allí Adrián, un joven pianista de Miranda del Ebro, con el que he tenido la suerte de compartir muchos momentos fenomenales de la semana, incluidos algunos ratos tocando a 2 pianos él y yo, cosa que ninguno de los dos habíamos hecho hasta ahora. Un gran compañero y creo que a partir de ahora un gran amigo, y del que estoy seguro se oirá hablar en el futuro jazzistico de nuestro país, porque tiene mucho swing y mucha inventiva y, lo que es mejor, mucha humildad.
También estaban por allí una pianista de Bilbao, que no recuerdo su nombre, aunque hemos hablado bastante durante la semana. Y poco a poco iban apareciendo mas músicos, todos con cara de despistados, pero igual de ansiosos por comenzar.
Y menuda forma de comenzar: nos pasaron a todos al auditorio del centro, y allí estaba todo el cuadro de profesores de la Julliard: Carl Allen, que ha sido el director del seminario, un grandioso batería, Ran Blake como saxofonista, Rodney Jones con su guitarra, el fabuloso trompetista Terell Stafford. Ah…y no se me olvida…mi admiradísimo Benny Green, el hombre del piano (PIANO, con mayúsculas). Les acompañaban algunos “alumnos” aventajados de la Julliard (lo pongo entrecomillado, porque eran ya bastante “maestros”), que han estado también enseñando toda la semana codo a codo con ellos.
Mención especial al equipo de traductores. Todos los profesores hablaban siempre en ingles (alguna frasecita en castellano, pero meramente anecdótica), pero ahí estaban siempre los traductores, ayudándonos a comprender la gran cantidad de información y sobre todo de sabiduría que nos estaban transmitiendo en todo momento. Mención especial para Say Chi, la joven traductora china (bueno, de Malasia) que estuvo siempre traduciéndonos al bueno de Benny, y con la que pasamos casi todas las tardes. Además de buena traductora, es también pianista y estaba allí con un gran interés por aprender ella misma, de forma que hacía su trabajo todavía con mas cariño. Una gran profesional. Bueno, todos lo eran, la verdad.
Como os contaba (que me voy por las ramas), entramos al auditorio y…como presentación y buen desayuno, nos hicieron un par de temas (lástima que ahora no recuerde los títulos) que nos dejaron con la boca abierta. Nos estaban mostrando lo que eran capaces de hacer, pero sin florituras, solo con buen gusto, con swing, para que nuestros oídos se abriesen desde el principio, y nuestros corazones comenzasen a sentir el pulso del jazz mas puro…el tempo que tanto nos iban a inculcar durante toda la semana.
Tras el “mini concierto”, nos repartieron nuestros horarios y distribución por clases, y combos. A mi me decepcionó en principio estar incluido en un combo en el que solo estábamos 5 pianistas. Pero, cuando vi que el director de ese combo era precisamente Benny Green, la cosa cambió, ya que así iba a tener la oportunidad de pasar muchas horas con uno de mis pianistas favoritos. Ya tendré oportunidad en otros seminarios de formar parte de combos mas “standard”, pero poder estar con Benny tanto tiempo os garantizo que ha merecido la pena por encima de todo.

De inmediato teníamos nuestra primera clase de “Dominio del instrumento”, y en mi caso, al ser pianista, también era con Benny. Eso si, éramos muchos pianistas, más de lo que viene siendo habitual. Unos 14 (entre activos y oyentes), de forma que las clases de dominio no pudieron ser muy prácticas. De todas formas, Benny Green ha dedicado mas tiempo en la semana a hablarnos, intentado inculcarnos muchos principios básicos para desarrollarnos en el jazz y hasta en la vida. Todo un filosofo es el bueno de Benny, con una mirada tan limpia que a veces hasta asustaba, y con una gran humanidad. Cualquier excusa era buena para abrazarnos a cualquiera de los alumnos, e intentar transmitirnos su energía. Se notaba que disfrutaba con lo que hacía, y que intentaba siempre transmitirnos esa felicidad.

También esa mañana tuvimos nuestra primera audición. Todos los profesores llevaban su propio iPod, llenito de música, y seleccionaban temas que les resultaban interesantes, para después comentarlos con nosotros. Muy enriquecedoras las audiciones, y reconozco que tengo una larga lista de CD´s que volver a escuchar, y otros que tengo que conseguir para oírlos por primera vez, gracias a las listas que nos han ido dando cada día.

Tras la jornada matinal, con una escasa hora y media para comer, incluido el tiempo para ir y volver, a las 3 y media teníamos nuestra primera tarde en el combo.
No podría contar aquí lo que allí ocurría, porque me llevaría líneas y líneas, y además no sería capaz de transmitirlo bien. Solo decir que Benny Green rezumaba música por los cuatro costados, y que nos habló mucho y toco poco, pero lo suficiente para demostrarnos por donde va el camino. También nosotros tocábamos, y nos corregía pacientemente, pero con firmeza. Hasta que no salía correctamente lo que el nos pedía, no cejaba en su empeño. Muy pendiente siempre de las melodías, de hecho el se declara un firme defensor de la melodía en estado puro: hay que aprenderse muy bien las melodías de cuantos más temas mejor. Y muy importante también el tempo. El metrónomo siempre nos acompañaba.
En nuestras primeras horas de combo, comenzamos a intentar seleccionar que temas prepararíamos para el concierto de fin de seminario, y ese sería nuestro objetivo el resto de días.
Ya iré contando mas cosas sobre nuestras tardes con Benny, conforme me vaya acordando, pero esa tarde continuó con los conciertos del festival, así que voy a ello en la siguiente entrada.

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